El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
Estaba yo tan tranquilita, regando mis plantas, quitando una hoja amarilla de la adelfa por acá, colocando el jazmín por allá, cuando oigo de pronto un PSSS!, PSSS!.No veo a nadie en el patio, y sigo con lo mío - deduzco que es alguien que llama al gato. "¡PSSS, Señora!" - esta vez al levantar la mirada me encuentro con el vecino del piso de enfrente que me llama, gesticulando.
"Buenas tardes," digo.
"Buenas tardes, ¿podría subir un momento?"
"¿Ehh? ¿Y no podría bajar usted?" (no es que sea borde, pero es que no entendí por qué tenía que interrumpir mi trabajo de jardinería para subir al piso de un vecino que no conozco de nada).
"No. Suba usted, haga el favor" esto dicho con cierta autoridad. Como desde su piso se ve mi casa, pensé que podía tratarse de algo relativo al tejado - y subí.
La puerta abierta, me lo encuentro dentro, en medio de una montaña de ropa, muebles, lámparas, cuadros y todo tipo de objetos cotidianos.
"Mire usted, es que me han dado quince días para dejar el piso."
"Ay, lo siento. Pero sigo sin entender..."
"No, no lo sienta. Si no me importa. Es que yo soy guardia de seguridad privado, sabe. Y cobro casi 3.000€ al mes. En realidad ya he encontrado otro piso. Pero yo lo que quería es...Ande, usted coja, coja"
Acto seguido me levanta un brazo, me coloca debajo una lámpara, me echa al hombro una alfombrilla de baño (¡qué asco!) y me encaja en la mano un cuadro enorme. El pasillo es muy estrecho y no me queda otra que enfilar hacia la escalera - él viene detrás cargado de objetos entre los que distingo de reojo un jamonero de madera lustrosa de esos que se compran en Albacete.
"La lámpara la tendrá que hacer arreglar, sabe usted, porque quema las bombillas y el DVD no funciona, pero seguro que algún manitas se lo puede reparar, el jamonero es bonito, ¿eh? es que me gusta el jamón bueno. Soy un sibarita, ¿sabe usted? El cuchillo me lo regalaron con el jamonero, pero cortar, lo que se dice cortar...".
Así llegamos hasta la puerta de mi casa donde dejé caer todo en la puerta y le dí las gracias.
"No, no, éntrelo, éntrelo, no se lo vayan a robar. Si hay mucho más, suba, suba."
"Es que mire, se lo agradezco mucho, pero mi casa es muy pequeña y ya no me cabe nada. ¿No habrá algún otro vecino que necesite algo?".
"Es que aquí son todos unos muertos de hambre, sabe usted. No saben apreciar las cosas buenas. Yo aquí donde me ve y aunque parezca un matao, en realidad soy de Cangas, y tengo casa allí."
"¿Ah?." A estas alturas, la conversación y el perfume fusión -Varón Dandy - alcohol que despedía el señor me estaban dejando K.O., así que aprovechando que era de Cangas y que mi pareja asomaba la cabeza para ver qué pasaba, entré volando en casa dejándolo solo ante el peligro.
Se lo llevó para arriba y bajaron con otro cargamento: un póster de las rías gallegas que pone Turismo de España, un escudo en bronce de la falange con su base de madera, un par de plantas muertas, una consola que ya aclaró que no funciona y lo mejor de todo: una escobilla de váter (¡qué asco! bis) versión deluxe: con gancho para un rollo de papel, su vasito de porcelana y todo eso sujeto por un tubo dorado que acaba en una base de mármol.
La situación se había vuelto tan absurda que tenía que sacarme de encima al vecino de Cangas como sea.
"Que tenemos que marcharnos, que hemos quedado con unos amigos, lo siento".
"Pues nada, como yo estaré por aquí hasta el día 20, me tocan el timbre y ya nos bajamos lo que falta."
Decidimos deshacernos de las cosas esa misma noche (con la complicación añadida de no poder meterlas en la basura de la puerta, porque las vería, etc.). Empezamos por la escobilla.
No había moros en la costa, y salimos con el objeto en dirección al contenedor de dos calles más abajo. Iba metida en una bolsa ecológica del Carrefour con otra bolsa de plástico por encima porque sobresalía y da vergüenza andar por ahí con una escobilla - usada - en una bolsa.
Cruzamos la calle y voilá, a ¿quién vemos venir de frente?. Al señor de Cangas que volvía del bar, (después de unas cervezas, ya olía más a alcohol y menos a Varón Dandy) y que nos para en mitad de la acera y otra vez la cantinela, que si es segurata, que trabaja en el AVE, (aquí saca la billetera con una placa que no miré con atención, pero que parecía de policía) que aunque parezca un matao nos va a invitar a Zalacaín, que le encanta saber que sus cosas quedan en manos de alguien que las sabrá apreciar... y que él es de Cangas. A todo esto, mi pareja sujetando el objeto infame que pesaba como un muerto y yo intentando contener la risa.
El incidente abre múltiples interrogantes: ¿Por qué nos eligió a nosotros como depositarios de todas sus cosas si no nos habíamos visto ni saludado jamás? ¿Por qué no se las llevó a su nuevo piso o por qué no lo tiró todo a la basura (en vista de que nada funciona)? ¿Cómo es posible que los objetos huelan como sus dueños? ¿Será verdad que se va el día 20? Y sobre todo, ¿Será verdad que es de Cangas (de Narcea, deduzco, por el póster)?
Miro mis plantas por la ventana. Cualquiera se asoma al patio.
jueves, 19 de noviembre de 2009
El señor de Cangas
Posted by PATSY SCOTT at 1:08
Labels: Cangas, La Corrala, personal, vecinos
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9 comentarios:
jajajajajajajajajajaaja Patsy, pero ¿cómo pones esto a estas horas, que me estoy desternillando de la risa a las 4 de la madrugada? ¿Y mis vecinos, qué van a pensar de mí? jajajajajajajaj
Es buenísimo, absurdo, grotesco, jajajaja, la escobilla del váter también. Pero si esto da para un corto fabuloso. Me meo me meoooo.
jajajajaja QUE DIVERTIDO!! SUERTE CON LA EVASIÓN DE HOY!!! jajajajaja YA SÓLO TE QUEDA UN DÍA!!! jajajajaja
Yo huía de una vecina petarda que me bajaba la ropa casi sin estrenar de su hija caprichosa... ropa imposible de poner si no perteneces a yoquese que tribu urbana! jajajaja mis amigas se partían de risa con los modelitos!! ideales para Halloween!! jajajajaja Como la buena mujer no se mudaría jamás :p, tuve una conversación de "formas de vestir" con ella y... se acabó mi tortura :D
Que nooooo, que seguro que no es de Cangas , jajajaja!
Joder, Patsy , es que no no sabes apreciar el gesto ? Quie tiene un vecino que te regal un escobilla del váter, tiene un amigo ! :)
Cuando vivo, escucho, leo historias parecidas... suelo recordar las palabras de Julio Cortázar, tan ciertas:
"La realidad supera a la ficción".
Salud. :)
Pero Candela, ¿qué haces leyendo blogs a las 4 de la madrugada? ¿Cómo haces para ir a trabajar, mantener los blogs, escribir un libro, dar de comer a los gatitos, etc.??
jaja, tendría que haberle sacado una foto a la escobilla modelo galáctico, juro que nunca había visto nada parecido.
jaja, Arlene, gracias por leer mi blog. Hoy he procurado quedarme en casa. Por ahora, Cangas sigue allí. Aaggg!
Lo de la ropa es genial. Menos mal que la mujer se dio por aludida...
jajajaja una que es poco sensible, Anastàsia. Empiezo a pensar que el pobre debe tener algún tornillo suelto. Y es guardia de seguridad, ¡qué miedo!
Riada, no podría estar más de acuerdo contigo y con Cortázar. Por cierto, el mundo está lleno de cronopios. :)
jajaja,
Delirante.
Patsy, dices que el cartel era de las Rías Baixas. ¿No sería Cangas... del Morrazo?, que está aquí enfrente de Vigo.
Un abrazo,
jja.jaa.. lo he vivido .. al personaje lo has pintado tal cual..
jaja Víctor, es lo más probable, porque morrazo tenía. (Se ha marchado ya, así que ¡soy libre para andar por el patio! Aún me quedan objetos para tirar...
Ico, no me fastidies, ¿hay muchos de éstos?
Llego tarde, menos mal, porque así ya veo tu problema resuelto. Solo dos cosas:
1.Antiguamente ya lo ponía en las ventanillas de los trenes: "Es peligroso asomarse al exterior" no lo olvides.
2.Asegúrate que el nuevo inquilino no es de Cangas. De ninguno de los Cangas.
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