lunes, 30 de agosto de 2010

ANGLO-AMERICAN WOMEN WRITERS


I am absolutely thrilled with the fact that Gloria (La Letra Escarlata) accepted to teach this workshop for us in FaceToFace.

Ha sido para mí un auténtico honor que Gloria aceptara amablemente impartir este workshop en inglés para FaceToFace. Además de ser el primer taller que ofrecemos  centrado exclusivamente en mujeres escritoras (¡ya iba siendo hora!)  el hecho de que sea ella quien lo dirige me resulta doblemente grato. Inspirada y rigurosa, las clases prometen ser divertidas y enriquecedoras.

Si estáis en Madrid y tenéis un nivel intermedio-alto o avanzado de inglés, apuntaros. No os lo podéis perder.
Las clases darán comienzo el 4 de septiembre, (sábados por la mañana de 10.30 a 12.00 hs) en Lavapiés.
Más información : www.literaturefacetoface.blogspot.com 

domingo, 29 de agosto de 2010

SWEDEN REVISITED - RETORNO A SUECIA



"Jag lät alla mina maskrosor finnas
fast jag vet att dom kallas ogräs och bör rotas ut.
Men det är så skönt att sitta och minnas
små solar i gräset när sommarn är slut,
för hela året drömde jag
om vår korta sommar drömde jag
"
(estrofa de una canción sueca de) Carl Anton Axelson

Traducción aproximada :

He permitido que florezca el diente de león 
sé que dicen que es una mala hierba y tendría que arrancarlo
Pero es tan bonito el sentarse y recordar
los pequeños soles en el césped una vez que el verano  ha terminado.
Durante todo el año sueño yo
con nuestro corto verano sueño yo...

Cuando mis hijas eran pequeñas íbamos a Suecia en verano. Pasábamos primero unos días con su abuela paterna (Farmor) en Estocolmo y luego nos instalábamos en "la casita de la isla".
El  barco salía del centro mismo de Estocolmo y tardaba casi  cuatro horas en cubrir el trayecto hasta Tyvö ("nuestra" isla).  Navegaba por el archipiélago,  atracando en unas islas y otras para subir o bajar pasajeros. Las niñas correteaban por la cubierta cantando "Nu är det Jul igen," (otra vez es Navidad) que era la única canción en sueco que se sabían y devoraban docenas de kötbullar que servían a bordo.

 El barco nos dejaba en el puente norte y desde allí había que atravesar toda la isla a pie para llegar al muelle sur. Las niñas iban delante, sin apartarse mucho del sendero bordeado de pinos y abedules, cinco enanitas  en fila india   hasta que se divisaba el claro   donde estaba la primera  casita  de "nuestro pueblo,"  tres cabañas de madera  frente al mar.  Después de tomar posesión de la casa y las camas que "se habían pedido" desde Madrid - la de al lado de la ventana, la cama grande -  corrían al muelle  desde donde se abría el horizonte al Báltico y le echaban algo de comer a la pareja de cisnes que volvía año tras año, presumiendo de  nuevos patitos feos. Por las mañanas salían al bosque con una cesta cada una  a juntar grosellas, arándanos y frambuesas que luego tomaban con el desayuno.

Las mayores se encargaban de ir hasta la bomba  con un cubo para traer agua dulce mientras las pequeñas buscaban trolls en los troncos de los árboles o debajo de las enormes piedras cubiertas de musgo.  Pescaban, exploraban y si el Báltico lo permitía, se bañaban (la foto de abajo fue tomada el verano más caluroso que había tenido Suecia en no sé cuántos años)



Para comprar comida, íbamos en  lancha a otra isla más grande  donde  había  un supermercado que vendía todo lo imaginable: alimentos, botas de goma, pintura, chalecos salvavidas, libros, etc. (De todo, claro está,  menos bebidas alcohólicas, que en Suecia se venden solamente en los Systembolaget, establecimientos especialmente autorizados - para comprar una botella de vino había que ir prácticamente hasta Finlandia). Como en la lancha no cabíamos todos, iban por turno las dos que mejor se habían comportado cada semana y  traían una sorpresa para las que se quedaban. Así se hicieron con una colección de objetos variopintos (redes para cazar mariposas, binoculares, prensas de hojas, etc) que dejábamos en la isla cuando nos volvíamos a Madrid para que redescubrieran al  año siguiente.

En Estocolmo ciudad, se quedaban boquiabiertas con los grupos que tocaban música DENTRO y fuera de las tiendas, con un juego de ajedrez gigantesco instalado en plena calle, con la policía parando el tráfico para que cruzara la calle una bandada de patos, con los parques infantiles de los grandes almacenes donde los niños juegan mientras los padres hacen la compra (al estilo de las bolas que hay a la entrada de Ikea), etc. Coincidimos un año con la primera celebración del Orgullo Gay en Estocolmo y se pusieron como locas persiguiendo unos globos rosas (condones gigantescos) que intentaban pillar para traerse a casa.

Dejamos de ir cuando las niñas se hicieron mayores - preferían viajar con sus amigas. Nos trasladamos a vivir a otro continente.  Se acabaron los viajes a Suecia.

Este verano,  mis dos hijas mayores han decidido visitar la bellísima ciudad de Estocolmo en sus vacaciones. Casi veinte años después, van a reencontrarse con los olores y los colores de un retazo de su niñez. .

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