Leí hace unos días que el 16 de marzo se suicidó Nicholas Hughes. Nicholas era hijo de la escritora Sylvia Plath y de Ted Hughes, Poet Laureate 1984.
Tenía 47 años, era biólogo especializado en pesca y había abandonado su puesto de profesor en una universidad de Alaska hacía unos meses.
Su madre, Sylvia Plath, se suicidó en 1963, a los treinta años, metiendo la cabeza en un horno de gas después de tomar la precaución de "sellar" con toallas húmedas la puerta de la habitación en la que dormían sus dos hijos, Frieda y Nicholas que entonces tenía 9 meses.
Silvia y Ted se habían separado unos meses antes y el "Glass Jar" no pudo resguardar a Sylvia del frío y la humedad de Inglaterra, de la soledad, de sus fantasmas, de su profundo desajuste con la vida...
Dying is an art, like everything else.
I do it exceptionally well.
I do it so it feels like hell.
I do it so it feels real.
I guess you could say I've a call.
Ted Hughes, se hizo cargo entonces de los hijos, a quienes les ocultó las circunstancias de la muerte de su madre hasta que se hicieron adolescentes.
Siempre se lo consideró el malo de este drama, ya que además de contribuir a la infelicidad de Sylvia Plath siéndole infiel, destruyó sus dos últimos diarios y "editó" algunas de sus cartas y manuscritos. (Él siempre sostuvo que lo había hecho para proteger a sus hijos)
También hay que añadir que la mujer-detonante de la separación de Ted y Sylvia, Assia Wevill, se suicidó seis años más tarde utilizando el mismo método que Sylvia, el horno de gas, esta vez produciendo accidentalmente también la muerte a su hija pequeña de 4 años.
Ted Hughes publicó en 1984 (moriría ese mismo año) un libro de poemas bellísimo y redentor llamado Birthday Letters.
Con el tiempo, y habiendo leído una segunda biografía de Sylvia (Anne Stevenson), parte de sus diarios y las cartas que escribió a su madre, mi impresión es que el destino de Sylvia estaba marcado ya desde su infancia y que bien poco podría haber hecho Ted Hughes de forma diferente para salvarla de sus demonios.
Sus poemas lúgubres, estremecedores hasta rozar la perfección a veces, son la fórmula desesperada que usaba para encajar las piezas que le permitieran vivir una vida aparentemente "normal".
Frieda, la hermana de Nicholas, es también escritora (tal vez mejor aún que su madre). Me pregunto qué posibilidades tiene de sobrevivir a la inevitable comparación, de eludir la depresión de la que se ha hecho ahora eco, ahorcándose, su hermano...
En palabras de mi querida Virginia Woolf: "Fiction is like a spider's web, attached ever so lightly, perhaps, but still attached to life at all four corners. Often the attachment is scarcely perceptible."
En el caso de ambas, Sylvia y Virginia, the spider's web snapped.
El caso de Nicholas se me antoja doblemente cruel. Llegó al mundo como parte involuntaria de una trama. No deja hijos.
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domingo, 5 de abril de 2009
WHEN DYING IS NOT AN ART
Posted by
PATSY SCOTT
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2:59
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Labels: Nicholas Hughes, suicidio, Sylvia Plath, Ted Hughes
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