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We teach people how to remember, we never teach them how to grow. Ocar Wilde."El síndrome de Ofelia" es la incapacidad de saber qué pensar o qué hacer sin las indicaciones de una figura de autoridad. (Se condensa en estas dos frases que intercambian Ofelia y su padre, cuando al sentirse atraída por Hamlet, le dice: "I do not know, my lord, what I should think". A lo que Polonius responde: "I'll teach you. Think yourself a baby...")
El profesor Hayakawa utiliza "El síndrome de Ofelia" para hablar de la falta de creatividad en el pensamiento.
Sostiene que pocas veces pensamos y sentimos por nosotros mismos, apoyándonos, normalmente, en la opinión o las expectativas de quienes consideramos como "autoridades". (Así, rara vez nos atrevemos a defender una obra de teatro o una película o un libro que la crítica ha denostado)
Al parecer esto tiene que ver con la incapacidad de haber alcanzado lo que Jung describe como la "individuación", el proceso que tiene como meta el desarrollo de una personalidad propia, es decir el proceso por el cual aprendemos a diferenciarnos unos de otros.
El Síndrome de Ofelia está muy presente en las escuelas y en la universidad.
Los llamados "buenos alumno/as" (Ofelia) toman numerosos apuntes, memorizan lo que se les manda y se aseguran de estar al día de todo lo que el profesor/a (Polonius)espera de ellos. El profesor/a establece el temario del exámen, asegurándose de que las preguntas se corresponden con los contenidos de las clases, el libro de texto, ensayos y conferencias.
Aunque memorizar la información y tomar nota de lo que dice un buen profesor sea una parte importante del proceso de aprendizaje, llega un momento en que toda disciplina se adentra en lo desconocido, lo incierto, lo teórico.
Incluso la ciencia es un arte creativo. Los científicos que son creativos saben que el trabajo creativo surge como un sentimiento, una inclinación, una sospecha o una intuición y que con el tiempo, podrá ser expresada verbalmente de forma racional y coherente.
Profesores, padres, maestros, críticos, políticos y clérigos son todas figuras de autoridad que nos dicen cómo pensar y sentir. Nos convertimos en clones, o loros. Resulta más fácil seguir sus indicaciones que reconocer o perseguir nuestras propias intuiciones o inclinaciones.
If you see in any given situation only what everybody else can see, you can be said to be so much a representative of your culture that you are a victim of it.
Samuel Hayakawa
Todo lo anterior fue escrito en los 80-90. Creo que sigue vigente.
Aunque ahora se cuestione la autoridad de profesores, padres, clero y críticos y éstos hayan sido reemplazados por otros gurús impuestos desde los medios e Internet.
¿Por qué tiene más peso para las adolescentes el ejemplo de Jade Goody en cuanto a la necesidad de hacerse citologías periódicas, que la recomendación de padres y médicos?
La barrera entre la adolescencia y la adultez se ha vuelto difusa. Los video-juegos enganchan a personas de 30-45 años, el cine americano de la última década nos ha inundado de naves espaciales, robots y alienígenas. El proceso de infantilismo ha sido aplastante.
Como Ofelia, estamos a la espera de que nos diga alguien cómo hay que pensar o qué debemos hacer - en este caso no será Polonio el maestro, sino alguna estrella del porno, el ganador de un reality o ¿por qué no?, algun futbolista.
Bolonia sí o Bolonia no. No conozco en profundidad "el plan Bolonia" pero me alegra comprobar que hay estudiantes que (estén o no equivocados) se oponen - y no entiendo que en la universidad no tenga cabida la discrepancia. En todo caso, se trata de un caso flagrante de falta de comunicación y entendimiento que difícilmente se resolverá a fuerza de porrazos.
Por cierto, el profesor Samuel Hayakawa, canadiense de padres japoneses, era republicano, conservador, y algo reaccionario en otros temas, pero ni quita ni pone en este caso...