lunes, 14 de septiembre de 2009

GROWING PAINS


“Well, he was trying to get home - aren't we all, really, in the end?"
Cider with Rosie, Laurie Lee

Con la llegada de septiembre, la tele vuelve a sorprenderme de madrugada con una película hermosa e inquietante. "Les Diables" de Christophe Ruggia (Gône du chaâba) . No es una película redonda, redonda, pero la interpretación de los dos adolescentes (debutantes desconocidos) es tan contundente que compensa con creces cualquier debilidad del guión.

Abandonados de pequeños, un niño y su hermana autista huyen sucesivamente de centros de acogida en busca de sus padres y un hogar en el que poder seguir juntos.

No son niños de hogares sin recursos o barrios marginales, sino hijos de esta clase media egoísta y cómoda que no sabe o no quiere enfrentarse a los problemas. No hay culpables absolutos y no es la sociedad  la que irremediablemente tuerce el camino de los chicos.

Una película que habla del pasaje de la niñez a la adolescencia y de la relación con el mundo adulto.

Habla del daño irreparable del desamor (en este caso hacia los hijos) y es también una bellísima historia de amor entre hermanos. Pero de amor entendido como un sentimiento que implica lealtad, nobleza y sobre todo, responsabilidad por el otro.

El sufrimiento que transmite la película es difícil de soportar. Tan difícil como es el hacerse adulto sin una guía responsable y cariñosa que vaya marcando las opciones del camino.

Los incidentes que se produjeron en las fiestas de Pozuelo (uno de los pueblos con la renta per cápita más alta del extrarradio de Madrid) y la reacción de los padres de esos niños privilegiados ante las acusaciones - documentadas por vídeos, grabaciones, etc. - a sus vástagos, son un buen ejemplo del endeble papel que juega la responsabilidad en nuestras relaciones de amor materno/paterno filiales.
 
Las madres, antes que madres, somos madres-amigas y los padres otro tanto. Nuestros hijos nos lo cuentan todo (¡Ja!) y mientras su comportamiento no suponga un problema en la rutina diaria del hogar,
no hay problema.

Que el chico se dedica a romper farolas y vuelve a casa magullado porque la policía le ha pegado? Nos ponemos de sus parte, que para eso somos colegas y creemos lo que quiera contarnos por encima de todo.
"Jo, chico, pero vosotros no estaríais haciendo nada ¿no? NOOOOO. Si son ellos los que provocan, ¿qué hace tanta policía en las fiestas? Pero si vienen a eso, a provocar follón. 
O en versión más colegui aún: "Jo, macho, tenéis que aprender a no entrar al trapo, que la policía aquí va en plan bestia."

¿Les habrán contado a estos niños que el mobiliario urbano, farolas, etc que destrozan lo usamos todos (ellos incluídos) y lo pagamos todos, (sus papis incluídos)?

Alguno (que no tenía más de quince años) se quejaba porque después de los incidentes, se había prohibido  el botellón en los días restantes de fiesta   "Pero si en las fiestas siempre se ha  bebido, y además, cuando mis padres me lo permiten, tío, ¿quién es el alcalde para prohibírmelo?"

¿Sabrá este chaval que tiene todas las papeletas para acabar convertido en un alcohólico o sufrir  del hígado antes de llegar a los 50?
¿Conocerá otras formas de diversión que no sean la de beber hasta caer redondo?
¿Nos preocupa que para nuestros hijos la diversión sea sinónimo del coma etílico?
¿Vemos el estado lamentable en el que llegan a las seis de la mañana? 

Un padre se dejaba entrevistar por un telediario para protestar por el castigo que les han impuesto a los niños: la obligación de estar en su casa antes de las diez de la noche durante tres meses. Castigo MUY desproporcionado a los ojos del padre que repetía convencidísimo que pagan justos por pecadores.

¿Le habrá preguntado a su hijo por qué tenía las manos llenas de magulladuras, o  qué hacía lanzando una botella a un escaparate en un vídeo colgado en YouTube?

Profesores, jueces, policías e incluso médicos y enfermeras. Cuando se trata de los nenes, para los padres, la culpa siempre la tiene el otro.  

Con lo caótica, intensa y crítica que es la etapa de la adolescencia, entre el desamor y la sobre-protección ejercida desde el amor exento de responsabilidad,  me da la impresión de que se lo estamos poniendo cada vez más difícil a los futuros adultos.

“Life is a game, boy. Life is a game that one plays according to the rules.”
“Yes, sir. I know it is. I know it.”
Game, my ass. Some game. If you get on the side where all the hot-shots are, then it’s a game, all right—I’ll admit that. But if you get on the other side, where there aren’t any hot-shots, then what’s a game about it? Nothing. No game.
Catcher in the Rye, J.D. Salinger


 

 

8 comentarios:

Candela dijo...

Tengo que darte la razón, aunque opinar así no esté de moda. Me resisto a caer en las modas tanto como en considerar mi opinión la única válida. Me gusta escuchar otras y sacar conclusiones.

Patsy, al hilo de lo que cuentas, el otro día me dio por leer el blog que han abierto unos chavales en apoyo del presunto asesino de Marta del Castillo. Aparte de la ortografía (a mí me lleva los demonios esta moda desculturizadora, atontadora...) están los argumentos de defensa, del tipo: "Otros matan a mucha gente y el pobre chico cometió solamente un error, cualquiera hace una tontería...", o el que argumenta que "como se trata de un pobre chico con una infancia difícil y la víctima es la Señorita tal y tal, por eso la tienen tomada con él". Menuda tontería matar a una persona y qué hartazgo de que con infancias difíciles se pretendan minimizar o justificar daños tan graves como la violación, el maltrato o el asesinato. Cada vez son más los que piensan que el fin (satisfacción del deseo personal) justifica los medios (por delictivos que fueren).

maikix dijo...

Pues no estará de moda opinar así, quizá sea síntoma de que somos mayores, pero yo pienso igual, y no sólo pienso, sino que intento actuar en consecuencia. Cuando mis hijos se han metido en algún lío, en la escuela o fuera de ella, siempre en primer lugar les he cuestionado a ELLOS, y no me han valido excusas. Siempre se quiere encontrar un culpable externo, mientras yo insisto en la responsabilidad de los actos de cada uno, con asunción de las consecuencias. Creo que se enseña con el ejemplo, así que cuando veo a esos adolescentes de Pozuelo, me puedo imaginar a sus padres.

PATSY SCOTT dijo...

Hola Candela, sé que no está de moda, no lo estaba cuando yo crié a mis hijas tampoco. Yo no estoy a favor de la maternidad o paternidad basada únicamente en la autoridad y la disciplina como se ejercía antiguamente, faltaría más. Pero creo que nos hemos ido al extremo opuesto.

Las frases del blog que comentas reflejan muy bien los "lugares comunes" que se repiten hasta que se hacen creíbles.

Maica, quiero creer que no se trata de la edad - siempre me pareció importante que aprendieran a asumir la responsabilidad de sus actos.
Los adolescentes no son más rebeldes hoy que hace años - lo que pasa es que creo que los padres pasan mucho más (a pesar de comprarles de todo y mandarlos a estudiar inglés a UK).
Un chaval que roba un ipod o un teléfono móvil y llega a su casa y dice que se lo encontró en el metro (si es que alguien se lo pregunta)¿qué problema tendrá en pasar de ahí a robar una cartera? Yo no creo que la policía le tenga que dar con la porra, pero sí creo que en su casa alguien tiene que decirle que lo que ha hecho está mal.
¿Qué ha pasado con el lindy hop??

molano dijo...

No es que no les afeen la conducta es que llevan años jugando a matar con sus hijos. Papá y el niño frente a la pantalla, ¿qué matamos hoy...? No hay un solo día de su vida desde los 4 años que no se hayan cargado a alguien. Divertirse es matar. El que mas mata gana. Luego cuando incendian al mendigo y la llama no es azul ni sube la música se quedan muy apenados.
Todavía me acuerdo de cuando no se regalaban juguetes bélicos. Fuera las pistolas y los tanques. Y a las niñas, por cierto, nada de cocinitas. Todo aquello acabó cuando vieron que eso iba a dar mas dinero que el cine. Ni una voz mas en contra. Se les educa en la violencia. Se vanaliza la muerte.

Víctor González dijo...

Ayer en el periódico de aquí (Faro de Vigo) un profe de Secundaria escribió una carta con una historia real pero delirante. Decía que estando en una perfumería se atrevió, respetuosamente, a llamar la atención a una madre cuyo niño no hacía más que tirar productos de los estantes al suelo sin que a ella pareciera importarle. Por supuesto la dependienta apoyó al profe con una sonrisa. Pero lo bueno fue la reacción de la madre. Le espetó: ¿No sabe usted que a la mayoría de los delincuentes y drogadictos les reñían de pequeños?". (!)

José Angel dijo...

Me gusta de tu entrada lo que transmites al ver esa película: de madrugada además, debió de dejarte un poso importante. Me la apunto, porque la desconozco.
También me ha encantado que hables de 'El Guardián entre el centeno': una novela de referencia para muchos, y quizás el libro más hermoso que se ha escrito sobre la pérdida de la inocencia. Aunque hay otro, de James Purdy (Anagrama) que le va a la zaga: 'Malcolm'. Es más extraño quizás, pero a mí me gustó mucho.

farala dijo...

Patsy, no conocía la película, gracias por hablarme de ella. Estoy impresionada con lo que cuentas, aunqe creo que eso lo ha habido siempre, la violencia institucionalizada de los hijos de las clases medias/altas... me ha impresionado horriblemente el comentario de Candela sobre el blog de los de marta del castillo!! a veces pienso si elenita se habrá salido con la suya y me habrá dejado en su "mundo al revés"!!

PATSY SCOTT dijo...

Manolo, es verdad que ya no se oyen voces contra los video-juegos. Pensé que tal vez fuera porque habían regulado o mejorado los contenidos (soy totalmente ignorante en la materia - odio las maquinitas y juegos y mis nietos aún no han entrado en esa etapa) - pero sé que son enormemente rentables,así que tu explicación parece muy lógica. Nada peor que educar a los niños en la violencia.
Un saludo.

Víctor, la anécdota que comentas es para reir o llorar - pero refleja perfectamente lo que intentaba explicar en el post. Creo que a muchos padres les da miedo poner límites a sus hijos, incluso cuando son pequeños porque creen que los van a traumatizar ¿? A ver quién es el guapo que les dice algo luego de mayores...

José Ángel, espero que encuentres la película - los dos niños están sublimes (especialmente la niña autista).
El Guardián el el Centeno, Cider with Rosie (Laurie Lee) y El Vino del Estío (Ray Bradbury) son tres maravillas - tres historias diferentes sobre el "tránsito" a la vida adulta. No he leído Malcolm de J.Purdy (ahora me muero de curiosidad e intentaré hacerme con él - ya te contaré).
Gracias y un saludo.

Jaja, Farala,pero si Elenita con lo madura y sensata que es, a la que tendrá que controlar será a tí... Besos.

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